La Escuela: Desigualdad vs Coeducación

Fruto de mi experiencia como docente en educación secundaria durante casi treinta años, mi reflexión versará acerca del concepto de la perspectiva de género en la escuela, principalmente en los espacios de descanso o recreo. 

Si partimos de la configuración del concepto de género a partir de la ética, parte de la aceptación de la diversidad y de su aporte a la construcción de una sociedad más justa, equitativa, democrática y participativa llegaríamos a consensuar una convivencia donde no existan ni la opresión, ni la violencia, y por supuesto la  discriminación de ninguno de los géneros. Para ello acudo al concepto de la transversalidad de la perspectiva de género como el instrumento encaminado a promover e integrar la igualdad de género en todas las áreas sociales, culturales y económicas a través de prácticas participativas e igualitarias. Y esta transversalidad la encontramos en la Escuela como modelo al que deberíamos inclinarnos desde edades bien tempranas, para así, no repetir estereotipos en otros espacios como el doméstico, o los centros educativos y sus entornos.

El ámbito de la escuela reproduce estereotipos de comportamiento discriminatorias. Sin ánimo de tirar piedras sobre nuestro propio tejado, la institución educativa suele valorar una serie de aspectos y materias que siempre han estado más ligadas al mundo masculino, excluyendo conocimientos y destrezas más cercanas a las niñas y al mundo femenino en general: saber coser, cuidar a un recién nacido, cocinar, etc. Asimismo la representación dentro de los textos educativos responden a un modelo androcéntrico, donde priman las referencias masculinas sobre las femeninas.

Dicho todo esto, desde el ámbito docente, y cada vez más, ponemos la mirada en nuestros patios y en las actividades y dinámicas relacionarles que se generan en ellos.La presencia de canchas deportivas, generalmente de fútbol.  Y esa desigualdad que se produce se da, en la mayoría de los casos porque en ese patio de juego (generalmente de pelota) ni los recursos ni el espacio se distribuyen por igual entre niños y niñas, teniendo esos juegos una clara marca de género.